domingo, 26 de julio de 2015

Tres en uno, más lo arrastrado...

No soy capaz de decirlo en alto, ni tan siquiera de compartirlo; no puedo, me rompo un poco más por dentro sólo de pensar que sale de mí. Soy incapaz de cicatrizar, de echar a mis demonios, de encontrarme y volver a ser yo.
Pero es que esa que era ya no está, se fue contigo. Se fue el mismo día que me dejaste, el mismo día en el que tanto sufrimiento terminó, cuando se acabó el decirme que todo iba bien -a sabiendas que no lo creía-, cuando se apagó esa sonrisa que aún eras capaz de poner, las palabras que quedarán siempre en mí, las que me atormentan y las que curan. Todo eso ya no está, como yo. Y dios, ¡cómo duele!
Cómo duele el pensar que daría cualquier cosa por retroceder atrás, por poder decirte todo aquello que no pude, por volverte a decir que te necesito, que desde que no estás mi vida ha perdido sentido, por abrazarte y pedirte que no me sueltes la mano nunca...
Y es que hay tanto, que aunque lo escribiera dudo que alguien pudiera entenderlo... Pero ya no puedo más.

La mejor persona que he conocido y conoceré jamás.

martes, 14 de julio de 2015

Cristal...

Quizá sea tarde, puede que ya no haga falta avisarte de lo obvio, de que algo se ha roto dentro de mí. Y puedo verlo, cuando miro en mi interior veo y siento cada uno de los pedazos, como si de cristales se tratasen. Cada segundo que pasa, a cada paso que doy noto como me voy resquebrajando. Por ello no puedo pedirte que abraces mis trozos, que te cortes y sangres, y que aún así, sonrías.
¿Ahora qué? Cómo curar una herida que ni tan siquiera empieza a cicatrizar, que sigue supurando y que nadie ve; cómo cerrar algo que cada día se va abriendo un poco más, que va pesando a medida que la realidad cae sobre ella; cómo salir sin una mano que te enseñe que todavía hay algo que late dentro de ti, sin desnudarte y volver a empezar...