Herido diario: esa no soy yo.
Hace tiempo que dejé de serlo y por más que me busco no me encuentro. Antes bastaba un reencuentro para reencontrarme, una simple instrospección, y ahora, ahora sólo hallo algún rastro de mí al encontrarme con él. Pero el llegar hasta ahí cuesta tanto que duele; duele de forma que desgarra por dentro, que me consume y se va llevando todo aquello que busco.Descripciones antagónicas, palabras que se acercan a mí como puñales, pesadillas que devoran mi sueño, lágrimas que se pierden entre las sábanas, pérdidas de control que estallan en mil pedazos, excusas y sonrisas que ya no engañan, repeticiones continuas que desatan mis tormentas, recuerdos que no son capaces de abrir mis nubes, silencios que se vuelven incómodos, estas ganas de nada menos de ti, este fuego que quema sin dejar marca -al menos visible-, salvavidas que te ahogan, un futuro en pretérito imperfecto, perder lo poco a lo que me aferraba para seguir creyendo en mí... ¿No ves mi derrota?
Y es que cuesta tanto tirar de un carro sin ruedas...
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